“El que la sigue la consigue”, este fue el
lema de la directiva, cuerpo técnico, jugadores, afición y medios de
comunicación, empecinados en enclavar al Cotillas F. J. en la cota más alta que
nunca había alcanzado un conjunto torreño dentro del balompié regional hasta
hoy en día.
Después de la temporada 74/75 llena de
euforia con el ascenso logrado, en el verano de 1975 asomó una situación
crítica. El club estuvo a punto de la desaparición a causa de las dificultades
económicas que atravesaba, era necesario una inyección monetaria, la nueva
campaña requería un esfuerzo fuera de lo normal. El Cotillas F. J. estaba por
segunda vez en la historia en Primera Preferente, este hecho, haría que los
rectores del club no se durmieran en los laureles y potenciaran al equipo desde
sus cimientos al objeto de poder permanecer en la categoría.
Ginés Marín Morales fue el nuevo técnico
que dirigió la nave torreña en la temporada de 1975/1976. A principios del mes
de agosto, la plantilla estaba sin perfilar aún mientras los demás conjuntos
del grupo ya entrenaban a pleno rendimiento. Uno de los hándicaps que se
encontró Marín Morales fue que en el campo municipal habían comenzado obras y
reformas para la campaña venidera, este contratiempo hizo que el equipo no
pudiera entrenar y conocer su propio feudo. Los terrenos de “los pinos” fueron
los sustitutos para poder adquirir una buena forma física improvisando un plan
de trabajo distinto al que tenía que desarrollar en el campo de fútbol.
El presidente fue, en su octavo mandato,
Onofre Fernández Verdú. Se gastó un total de 3 millones y medio de pesetas
(21.000 euros) en completar la totalidad de la plantilla aunque el presupuesto
para toda la temporada traspasaría los 5 millones y medio de pesetas (33.000
euros). Este aumento en el presupuesto repercutiría en la subida de las
entradas: entrada general, 150 pesetas (90 céntimos de euro), y en grada, 200
pesetas (1,20 euros).
Fuente: Faustino
Rosauro Fernández
Foto: Archivo
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